jueves, 20 de noviembre de 2008

Nadie espera en ninguna parte

Mi cabeza es sólo una masa amorfa y pulsante. Mierda que mal me siento. Estoy sentado en un rincón olvidando todo lo que me trajo hasta acá. El humo es el tufo azulino que exhala el mundo que me rodea. Allá lejos la pista de baile tiene vida propia. Cresta, que fue lo que me metí para no volver a tomarlo nunca más. Los demás son sólo siluetas planas moviéndose por entre las sombras. Me siento tan mareado que me hubiese parado e ido si sólo fuese capaz de hacerlo. Mi vaso continúa lleno y las melodías de fondo suenan como un desgarro tierno; mi propio espacio flotando entre el cielo y el infierno. Aquí en un bar fuera del tiempo en una mesa sin nombre estoy yo solo, escuchando “the blues”. Así que perdido en la nausea tibia no me queda más que seguir brindando por la tristeza. La luz se rompe en cientos de destellos circulares derramándose en espiral. La música hace todo distante y la gente bailando se ve como una realidad aparte. La sexualidad tácita hiede violentamente y el sentir soberano es el de cortejo. Las parejas recién formadas se frotan de manera ganosa. Sin rostros ni nombres, sólo olores. Me siento pésimo de ebrio. El lugar tiene hace rato ya el ánimo de una cama sucia de sexo, y yo que estoy que reviento de caliente, bueno digamos que no estoy cómodo.
¿Cómo chucha llegué hasta acá, y peor aun como voy a salir? Sigo bebiendo sin sed mientras mis pensamientos continúan descuajándose de manera torpe. Del pecho me cuelga la cadena de la calentura del borracho solitario. Y de a poco, un ahogo negro. En una breve pausa de muerte me presiono los ojos, la piel se me eriza y empiezo a sentir un olor azufroso. Cuando levanto la mirada la veo. Todo se había oscurecido un poco más, pero la despampanante pelirroja sentada a mi lado tiene luz propia. En su mano un trago rojo. Por el tamaño del vaso asumo que es un Bloody Mary. Su cara me regala una sonrisa filosa y ojos de gato.

“Hola” me dice y su voz es como un aceite perfumado que me desciende por los oídos hasta incendiarme el corazón. Que bestia de mujer.

“Supe que me andabas buscando”

No sé que cara pongo, de huevón supongo porque se ríe de mí de manera deliciosa.

“¿Yo? Ni si quiera sabía que existías”, le digo.

“No estaría tan segura” me contesta.

“¿Cómo te llamas?”. Le balbuceo como un idiota.

“Luci” me dice cegándome con el brillo voluptuoso de sus labios.

“¿De Lucía?”

“No, de Lucero Matutino”. Abre una diminuta cartera negra, saca un cigarrillo y con un solo gesto lo enciende. Manchado de rouge me lo entrega y yo atónito se lo recibo.

Sin pensar lo que digo, “¿Qué tu papá era hippie?”

“Algo así, más bien el hippie original”. Saca otro cigarrillo y luego de encenderlo llena nuestro aire con una gran bocanada de humo. Debo estar muy borracho, porque juraría que lo encendió con la palma de su mano.

Entonces me pregunta, “Y ¿Qué es lo que deseas?”

“¿Ah? Esteee… no tengo plata”

Como una guadaña su sonrisa destella. “Tontito, soy rica pero no puta”

“Eh, perdón, perdón, no quise decir eso, es que …”

Ella toma su vaso y gracias al cielo me silencia con un “Salud”

Su mano acaricia mi mano y el universo entero me tiembla. Los parlantes del local nos regalan a Shemekia Copeland cantando “God’s Word”. Las parejas se toman un descanso del baile para seguir mintiéndose.

“Te preguntaba que es lo que deseas, porque los deseos del alma son los que mueven al mundo, ¿o no?” Sonríe. “A la mierda con los budistas, ¡Salud!”.

Bebí con ella, incrédulo de que esa mujer estuviera en mi mesa. Su vestido es como una segunda piel, y la estrella colgando por entre su escote me tiene hipnotizado. Sin pensarlo, sentado y absorto, entre un cigarrillo y mi corto de vodka con merkén pierdo todo sentido de la vida. Me abandono en sus ojos negros como pozos. Otra caricia suya, esta vez en mi cuello, despierta en mí una serie de sentimientos sobre los cuales no tengo ningún control. Más bien al revés. Incauto empiezo a seguirla hasta el interior de su espiral. Su certeza y mi curiosidad hacen que la conversación tome vida propia.

“Pero cómo es posible que no desees nada de verdad. Es como estar muerto creo yo. El placer de la vida está en conseguir lo deseado”

“Sí, pero no hay alivio en el placer dice la canción. Al final es sólo un mecanismo animal” le contesto.

“¿Y que acaso no eres un animal? Además, ¿qué ventaja hay en contradecir siglos de aprendizaje mudo?” El humo espeso se derrama pesado por entre sus labios entrelazando sus palabras con hilos grises.

“Bueno”, le digo “una parte mía siempre creyó que existe cierta libertad en la santidad”

“¿Libertad?, ¿libertad de qué? Es sólo renunciar al regalo de la vida”

“Libertad del ego, de la esclavitud de ser sólo uno mismo”. Le replico.
“Pero si ser quienes somos es lo único real. El egoísmo es querer trascender eso y creer que se puede alcanzar el infinito. Somos seres finitos, nosotros como entes y como especie. Todo lo que deje la humanidad va a ser inútil. El arte, la ciencia, la filosofía, es sólo egolatría que no va a cambiar ni transformar nada en ninguna parte. Es egoísmo y pavor incólume a la muerte”

“Pero el sometimiento del ego es alcanzar a atisbar la visión divina”.

Ella sonríe de manera despiadada “Atisbar ¿qué? ¿Quién dijo eso?”

“Estee, los distintos profetas”.

Carcajadas “¿Qué has hablado con alguno últimamente? Mitologías baratas construidas por la ignorancia y la incomprensión histórica de pueblos lerdos y neuróticos, incapaces de aceptar la única justicia real. TODO es transitorio y NADA es realmente importante. Tu visión se desvanecerá en la noche de los tiempos y será completamente olvidada tarde o temprano. Además creer que se puede obtener una visión divina es cualquier cosa menos el sometimiento del ego”

“Pero la comprensión del infinito te libera del dolor y del penar”

“Tontito, eso es creer que se puede alcanzar algo cercano a la comprensión absoluta. Si existe algo así en la vida humana, no está en el plano de la mente sino que en el plano del cuerpo. Siglos de estructuración biológica bajo el flujo incesante del acomodarse de las formas. Y la solución de esa visión infinita del cosmos, la naturaleza la escribió en nuestros cuerpos bajo un solo sentimiento, el placer. Y el desear ese placer, es el motor de la vida”.

De fondo suena “The Soul of a Man” de Blind Willie Johnson.


(
Me empujas con palabras, caprichos y coqueteos tu forma de ver el mundo hasta lo más profundo de mi garganta. Para que yo me trague tu enorme muñequeo y sin saber termine alabando el día en que tu opinión renació como mi propia visión. Detesto ese sabor.)

“Nunca lo había visto así”

“La visión más cercana al flujo natural es la memoria histórica construida en nuestro cuerpo. Nuestro gozar puro y crudo”. Repitió ella.

“Y la lucha de los profetas contra el placer carnal ¿qué es?”

“El error más profundo. El verdadero egotismo. El creer que nuestra mente es divorciable del continuo natural, del cual nuestra animalidad es su veta más pura”

“¿Y el alma?”

“El alma es el movimiento del cuerpo. El anima. El alma es cuerpo. La gran falacia patriarcal es creer que podemos separar concepto de materia. Y cada vez que lo hacemos, destruimos un poco más nuestra conexión con la realidad. Muerte al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo”. Dice con desdén. Estupefacto soy incapaz de responder.

Luego insiste “Desear visceralmente es la plegaria más pura. Blake dijo:

Antes asesina a un niño en su lecho

que alimentar un deseo insatisfecho”

“Nunca había escuchado la traducción de ese verso en rima. Conozco a Blake, eso es parte de sus proverbios infernales”.

Ella sonríe lujuriosamente. “Exacto, el camino del exceso conduce al palacio de la sabiduría”

“¿No que era a la perdición?”

Ella toma mi mano con una caricia cálida y profunda. “Me gustas, me gustas mucho”, me dice. “Vamos a bailar”.


Se mueve sin culpa, como una marea indomable. Sus ritmos son poderosos, llenos de edad milenaria. Mi corazón, ceniza negra entre sus dedos, mientras la vorágine de su mirada me traga vivo. Seductora y sutil se mueve lentamente. Su llamarada primigenia despierta la mía. Con una gravedad galáctica sus ojos refulgen como estrellas cansadas y todo es suavidad coqueta. Baila como si el mundo girara alrededor de ella y su risa silenciosa es miel. Demonio angelical que perturba mi escaso balance. Su pelo, sus pechos, su sonrisa; todo el universo es ella. La muerte se me hace presente en ese momento excesivo de vida. Se cuelga de mi cuello. Sin pedir ni hablar me arrastra hasta su boca. Su aliento húmedo y tibio desarma todas mis defensas. Antes de que alcance a pensar, me besa. En mi boca explotan mil océanos insondables, y quedo prendido de fuego. Dejo de respirar y todo intento queda ahogado en ella. Salvaje y felina desgarra suavemente mis labios. Inmediatamente después y casi con desprecio se despega de mí para seguir bailando. Como si ese beso hubiese sido imaginación mía.

De pronto estoy en otro lugar. Bueno me siento en otro lugar, otro mundo, otra piel. Me siento lleno de un poder ajeno a mí, pero en ese momento de éxtasis me lo apropio como si hubiese domado esa bestia hace siglos.

“Dime que deseas”, me susurra con una voz densa, casi dictatorial.

“A ti. Te deseo a ti, una noche contigo es lo que ahora deseo más que ninguna otra cosa”.

“¿Y yo que gano?” me pregunta.

Río. Minas, te vuelven loco y al final todo es una especie de negociar tórrido. “Lo que quieras”.

“¿Lo que yo quiera?” me dice con un brillo escarlata en los ojos.

“Es lo justo, creo yo. Deseo por deseo”.

“Pero esto es deseo por querer.” Me dice.

“Es lo mismo, ¿o no?”

“Si tú lo dices”.

Bailamos. Bailamos sin saber de las horas. Ella me coquetea y yo me dejo enamorar. Me llena de besos llenos de olvido y resplandor. Me arrastra y me toma sin tocarme. Me siento señor, pero soy el sometido. Con un movimiento de su figura me vuelvo esclavo sin saberlo. Me roba el aliento y deseoso, le regalo mi alma.


(
Un pez negro nadando sobre una llamarada roja)

De pronto y con espanto fingido me dice “Me tengo que ir”.

“¿Y cuando nos vemos?” pregunto angustiado.

“Yo te llamo”

“No tienes mi número”

“Yo te llamo”

“Pero…”

“Dame tu número” dice de manera pragmática.

“No tengo lápiz”

Sonríe como si lo supiera. Me vuelve a besar y me contesta “Yo me encargo”. Sus ojos se transforman en brasas ardientes y me consumo en su mirada. Toma mi mano y lame mi palma recorriéndola, rozándola apenas con la punta de su lengua hasta llegar al final de mi dedo medio. Succionándolo se lo introduce por completo en su boca, para resbalarlo lentamente hacia fuera. Justo antes de sacarlo, lo muerde de manera tan profunda que siento sus dientes penetrándome como cuchillas filosas. En un reflejo arranco mi mano de su boca. Sus labios se tiñen levemente con mi sangre. Saca un papel de su bolsillo y con la sonrisa enrojecida me dice de manera casual, “Nombre y número”.

“Estás muy reloca.” Con la punta de mi dedo escribo en rojo lo que me pide.

Cuando lo lee se ríe. “¿Fausto?”

“Sí, ¿por qué?”

“Nada, me persiguen los Faustos, eres el tercero o cuarto que conozco. Quiere decir suertudo, ¿lo sabías?”

“Sí lo sabía”

“Qué irónico” se vuelve a reír.

“¿Por qué?”

“Es raro que ese nombre se me repita”

“Eso no es ironía”

“No es por eso que me río. Fue delicioso conocerte, te llamo. Te debo un deseo, y tú me debes un querer”.

Un beso más en mis labios y se fue. Con el gusto a mi sangre en la boca quedo como perdido dentro de mí y me estremezco como si algo terrible hubiese acabado de ocurrir.

Años mas tarde logré enterarme que esa noche, fue la noche que le vendí mi alma a Shaytan, al enemigo.

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8 comentarios:

pez dijo...

Ya señores, perdón por el retraso. La verdad es que me egolosiné con una idea y me costó bastante limarla. Además en un mes que el tiempo se me hizo escaso bueno, este atraso fue la respuesta. No sé si logré lo que quería lograr pero por lo menos quede con un sentimiento de que quedó completo. Ojala caigan sus comentarios aun cuando sean fuera de tiempo. Saludos y paz. Nos leemos.
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Hans dijo...

LA RAJA!!... la alegoría perfecta al lujorioso infierno...tengo que leerlo otra vez o más y daré una opinión mas reposada...ahora quedé sorprendido y con gusto a poco...sin embargo no ha nada más que decir... un punto altísimo en los PCs...un abrazo Dr. Pellozi...volveré..

Unknown dijo...

algun tipo de inspiracion?
chica

Matias Bulnes dijo...

Si Pez fuera Platón, la mina del vestido rojo sería Socrates. Me gustaron mucho los diálogos y su trasfondo filosófico. Me dan la impresión de una versión moderna (y más surrealista) de los diálogos platónicos. Me gustá la idea de usar una historia para ilustrar una posición filosófica. El relato no insiste porfiadamente sobre el tema filosófico, pero consigue capturarlo como leitmotiv. Me gustó mucho.

El tema mismo es uno de esos profundos. Tiendo a compartir el antiexistencialismo de la mina: no creo q en último término haya espacio en el mundo para significado profundo para nuestras acciones y esfuerzos. Sin embargo, por otro lado, concuerdo en q no tiene sentido, ni es posible, luchar contra nuestros determinación animal a vivir la vida como si tuviera un sentido último. Por último, la vida es bkn como es, aún sin sentido último. Vale la pena vivirla, aun cuando sea mera materia chocando con materia.

Respecto de si esto implica q uno debe dejarse guiar por deseos carnales y q toda otra meta u objetivo carece de sentido, me parece discutible. Es una tesis familiar en la filosofía anglosajona, derivada de teorías éticas Utilitaristas y, en general, asociada con psicologías egoistas. Algunos piensan q sólo a través de un postulado como éste podemos entender al ser humano como una creatura racional. A mí me parece q este argumento cae en la falacia de poner al individuo como objetivo explicativo último por sobre la especie. En otras palabras, muchas de nuestras conductas no son racionalizables desde el punto de vista del interés personal pero si desde el punto de vista del interés de la especie. Varias normas éticas o conductas mártires no son explicables desde ese modelo pero si pueden entenderse en terminos del beneficio q reporta a la especie q los individuos actuen ocasionalmente en contra del interés propio. Más generalmente, creo q toda clase de objetivos humanos irreducibles a deseos carnales pueden muchas veces justificarse de esta manera.

No sé si andaré cerca de lo q profe Pez tenía en mente. De cualquier manera, quisiera felicitarlo por tan interesante trabajo. Valió la pena la espera.
Saludos PCs.

pez dijo...

Buenas PC. Gracias por comentar a pesar del atraso. La verdad es que este me costó bastante sacarlo. Tenía una idea pero sentir que estuviera listo no fue fácil. Es más no se si me gusta así como está, pero así quedó. La idea original como ya asumo que intuyen es el mito de fausto. El doctor que decide vender su alma al demonio para obtener sus deseos. De ahí la firma con sangre y las aluciones al diablo (lucero matutino es lucifer y shaytan es satanas, "el enemigo"). De ahí la sensación infernal que sintió Hans. Pero además el hacerlo mujer es rescatar la religión matristica, más que el demonio malo. El dialogo que tanto le gustó al doctor Bulnes es un conflicto interno no resuelto para mi. Por lo que es cierto que use a los personajes para ventear un problema propio. En fin, me alegro que les gustara le puse harta pega la verdad. Saludos PCs y nos estamos leyendo.

ffredes dijo...

Don Penozi y postcolombinos todos, lamento mi tardanza en el comentario pero la flojera y el interés en otras materias de mi vida fueron más. Como ya se lo habia dicho, me gustó mucho su cuento y no tengo mayores reparos que hacerle. En cuanto a una explicación sobre las conductas humanas en términos evolutivos propuesta por Matias, no estoy para nada de acuerdo. Este es un argumento muy utilizado por la escuela del evolutionary psicology, en donde se intenta explicar ciertas conductas animales por cuan adaptativas son para la especie (fittness). La extensión de un coment no me permite explicar la postura Maturanistica de la deriva natural que invalida las ideas mencionadas anteriormente. Por otro lado, yo entiendo que la cultura occidental del siglo 20 y 21 ha estado totalmente embebida en las ideas de la teoría sintética de la evolución y entiendo que a Matias como a todos nosotros nos han metido la idea hasta el cansancio, incluso hasta en la tele y otros medio de comunicación. Por eso, yo invito a Matias a que en su próxima visita a Chile tengamos una reunión PC sobre la postura de la deriva natural y asi podamos tener una conversación enriquecedora para todos lo PCs.


Un Abrazo.

Matias Bulnes dijo...

Estare encantado de jugar de oponente en el seno mismo del maturanismo. Llego el 21.

Anónimo dijo...

a mí de esto me encantó el aura onda-The Endless que trasunta, aunque, como ya adelanté...me habría gustado aún más sin algunos detalles explicativos que tienen más que ver la inseguridad de estar o no transmitiendo lo que se quiere. Hay que ( no tú, sino todos cuando escribimos) abandonar el control. Los escritos agarran vida propia. esa es la gracia de leer y la desgracia de escribir. Igual, pezzote, encuentro que cada días estás más redondo.
A la esopera del próximo,
Maxie :-)