Los perros me reciben, siempre moviendo la cola; de un lado para otro, de ese otro para este; yo miro en sus ojos sedientos tratando de entender.
Me hablaste de ella y callé, no sabía qué decir, mentir, inventar o callar.
El camión se fue, dejando ese humo negro de camión viajero.
Ahora estoy aquí escribiendo de ella, y de ti claro. Me deshice de mi altivez para llegar hasta acá, allá puta que lejos. Ahora no la tengo y me falta, tú me faltas.
Las fotitos detrás del manubrio miraban fijamente al camionero, le agotaban esa conciencia gastada, forjada en el yunque del arrepentimiento; esas piedras que llevaba atrás, le hacían el camino tortuoso y cuesta arriba, esperando esa bajada que nunca llega, esa cumbre nunca alcanzada, que se aleja con cada latido.
Cuando callé tu dijiste algo que ni me acuerdo, porque ni me interesa, al final sólo me intereso por mí, como todo el mundo; el egoísmo es la esencia del ser humano, este calabozo de perspectiva unilateral es nuestra ventana y nuestra puerta, las pupilas bien abiertas es todo lo que puedo dar.
Yo miraba hacia afuera y la película pasaba, estática; mientras me advertí en un movimiento terrible, imperceptible casi.
El tomate está podrido, hay que botarlo –me dijiste-, yo miraba el mapa, las ciudades, los pueblos, caminos y distancias. De pronto todo se convirtió en tomate podrido.
Hacía frío en La Negra cuando me bajé, el frío se colaba por ahí, sí, por ahí mismo. Me senté y prendí un Piel Roja, mientras la rueda del camión pasaba sobre la cabeza de uno de los perros.
De pronto apareciste con el tomate sanito, jajaja me cagué de risa. Lloré.
Cuando era chico me perdí en el supermercado y no sabía que hacer, sólo llorar, lloré y lloré hasta que apareció mi mamá y me retó por pajarón. Yo tenía tanta rabia con ella por haberme abandonado en aquel lugar tan inhóspito, tan solo.
Me acerco al mapa, lo miro y lo vuelvo a mirar, con atención sosegada y eterna; luego me desnudo, me quito el miedo y la vergüenza y prontamente -para que el frió de la muerte no me alcance-, me pongo mi memoria que transparentemente dibuja a ese de atrás, ese que a primera vista parece un lego, un castillo de arena.
Puta que me gustai
¿Yo te gusto?
¿Me querís?
Yo no te quiero más, ¿hasta cuando te lo voy a decir?
Saliste por la puerta de atrás, no me di ni cuenta, cuando ya estaba con ella y luego, en Antofagasta.
Me hablaste de ella y callé, no sabía qué decir, mentir, inventar o callar.
El camión se fue, dejando ese humo negro de camión viajero.
Ahora estoy aquí escribiendo de ella, y de ti claro. Me deshice de mi altivez para llegar hasta acá, allá puta que lejos. Ahora no la tengo y me falta, tú me faltas.
Las fotitos detrás del manubrio miraban fijamente al camionero, le agotaban esa conciencia gastada, forjada en el yunque del arrepentimiento; esas piedras que llevaba atrás, le hacían el camino tortuoso y cuesta arriba, esperando esa bajada que nunca llega, esa cumbre nunca alcanzada, que se aleja con cada latido.
Cuando callé tu dijiste algo que ni me acuerdo, porque ni me interesa, al final sólo me intereso por mí, como todo el mundo; el egoísmo es la esencia del ser humano, este calabozo de perspectiva unilateral es nuestra ventana y nuestra puerta, las pupilas bien abiertas es todo lo que puedo dar.
Yo miraba hacia afuera y la película pasaba, estática; mientras me advertí en un movimiento terrible, imperceptible casi.
El tomate está podrido, hay que botarlo –me dijiste-, yo miraba el mapa, las ciudades, los pueblos, caminos y distancias. De pronto todo se convirtió en tomate podrido.
Hacía frío en La Negra cuando me bajé, el frío se colaba por ahí, sí, por ahí mismo. Me senté y prendí un Piel Roja, mientras la rueda del camión pasaba sobre la cabeza de uno de los perros.
De pronto apareciste con el tomate sanito, jajaja me cagué de risa. Lloré.
Cuando era chico me perdí en el supermercado y no sabía que hacer, sólo llorar, lloré y lloré hasta que apareció mi mamá y me retó por pajarón. Yo tenía tanta rabia con ella por haberme abandonado en aquel lugar tan inhóspito, tan solo.
Me acerco al mapa, lo miro y lo vuelvo a mirar, con atención sosegada y eterna; luego me desnudo, me quito el miedo y la vergüenza y prontamente -para que el frió de la muerte no me alcance-, me pongo mi memoria que transparentemente dibuja a ese de atrás, ese que a primera vista parece un lego, un castillo de arena.
Puta que me gustai
¿Yo te gusto?
¿Me querís?
Yo no te quiero más, ¿hasta cuando te lo voy a decir?
Saliste por la puerta de atrás, no me di ni cuenta, cuando ya estaba con ella y luego, en Antofagasta.
6 comentarios:
Una de las cosas más interesantes de los PC's es q con sólo unos meses de actividad, ya me parece q reconozco patrones en algunos integrantes q sin duda hablan de ellos de una manera más íntima q lo q yo sospechaba. A la ya establecida veta surrealista del Tigretón, hemos tb confirmado la veta existencialista/romántica de Fredy. Hay algo en sus escritos q apunta a la cotidianeidad, la crisis, y la existencia fútil. Leer a Fredy es como leer a un Goethe moderno, me recuerda a las Penas del Joven Werther. Celebro q todos tengamos nuestros estilos. La diversidad y el eclecticismo hacen está empresa más interesante y deben ser valores centrales para los PCs.
Es cierto y notorio el existencialismo de Felipe en sus relatos. Egoismos, soledad, desamor, son pasajes recurrentes. Tambien es cierto lo que dice Bulnes, se empiezan a distinguir desde el fondo blanco (o negro?) los bordes de los estilos individuales, condicion de existencia postColombina, a mi parecer. Me gusto tu cuento freddy... me acorde de Chile... y lo bien y mal que lo paso alla. Un abrazo.
Hans.
PS: Diganme por favor como chucha hago pa escribir en castellano y poder tildar las palabras. Gracias.
No te quiero wn, no me gustay!
si empezamos a hablar de estilos el estilo Bulneano, es un estilo lógico-matemático muy interesante, al menos para mí.
así que sí señores, somos humanos, y tenemos puntos de vista independientes. Y eso me parece muy bien ...es un rasgo PCs como lo mencionan.
Felipe me ha sorprendido gratamente, no esperaba a un Fredes existencialista/romántico, le queda bien en todo caso. aunque a veces es un poco siútico (le pega bien también).
En este relato, los saltos son un poco crípticos, y por lo menos yo, me perdí un poco a veces. Felipe me comentó de los tomates podridos, y dijo que en los comentarios él iba a explicarlos. así que estimado estoy esperando tamaña revelación.
un gustazo como siempre,
pd: en que computador estás Hans, un PC o un Mac? de eso depende si te puedo guiar en resolver donde chucha están los tildes.
bueno, esperemos al ultimo postcolombino y de ahí los tomates. para ser sincero a mi el cuento no me gusta mucho, pero era una emergencia. siento como dice T.O.M. que es un poco siútico y peca de seriedad excesiva.... pero es lo que hay no mas.
Mirar por una ventana sin observar nada, esperando en silencio durante largas horas que en el paisaje que se repite siempre en mi mente, una y otra vez porfiadamente, desaparezca esa figura que creo en las sombras de mis pensamientos, con sus sonidos de voz que gimen diciendo “te amo” , mas yo quisiera escuchar de ella “de ti me alejo” todo eso que colma de soledad y perdida, pena y “saudade” de amor mi alma que cuelga de mi dolor……¿que clase angustia me hace esperar para gritar?........¿Que rabia me provoca mentir cuando debo decir la verdad?....me gusto mucho tu post Felipe, se agradece este refriegue de “ir-realidad”…
gueno lo del tomate es bien simple y fue una manera de decir algo sin decirlo, quizas demasiado oscuro para alguien que no es yo. El tomate es la relacion, se pudre cuando no se corta a tiempo y pudre lo que esta al lado tambien. el tomate sanito es la mina con el otro o como se dice por aqui,con chacho.
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