martes, 27 de mayo de 2008

¿Pescado Cocido o Crudo?

Cuando ya no queda más que dejar de hacerse el huevón,
cuando se hace evidente que nuestro piso, el suelo en el que pisamos y construimos nuestro cotidiano es lo suficientemente inestable como para no confiar en el próximo paso, entonces hay que hacerse una par de preguntas antes de seguir caminando. Luego, quitarnos, metafóricamente hablando, esos aparatillos que no recuerdo el nombre, pero hacen a los caballos, burros, mulas y asnos, seguir hacia delante por no saber que existe un camino justo a su lado. Un camino infinito a la libertad en la nada.

Entregarse a esa nada libera. Pero no a la de la inacción deliberada ya de la mente, bien del cuerpo, sino a la de salirse de uno mismo y de los constructos culturales en los que hemos crecido para, crítica y prístinamente erguir una nueva instancia de creación-generación y entendimiento-comprensión.
Libera el sentir y quita el peso de tener que ajustarse y encajar en un modelo que no está hecho a la medida de nadie, pero de nadie, en este hermoso y degradado planeta.
Entender la proporción espacial que ocupamos en el universo en expansión permanente y darse cuenta que no tenemos la respuesta casi ninguna pregunta es, también, liberador. Es vivir un poco más apegados a la materialidad que nos cobija, a lo frágil del cuerpo y lo efímero de la vida.
Una vez que se logra esto, y pese a que siempre llega a buscarte el nostálgico ser normal o normalizado, el viejo y querido constructo, se vive de manera un poco más real y feliz. Ahí viene la etapa o momento del abandono de la carencia, en donde las cosas cobran su propio peso e importancia: el que cada uno les otorga; en donde lo material pasa a ser nada más que una mera herramienta para la consecución de fines más altos (o bajos si se quiere y dependiendo del punto de vista. Es decir, como todo flota, es de conocimiento semi-público que el sur no queda en el sur ni el norte en el norte. Son sólo convenciones) y ajustados a nuestros verdaderos deseos, si es que sabemos escucharlos e interpretarlos. Eso muchas cosas más que alargaría mucho este texto.

A riesgo de sonar o ser leído/interpretado como un inocente soñador, pues sé que existe algo llamado sufrimiento con sus derivados, aún así, no dejo de pensar en lo acertado de aquel proverbio Selknam del extremo “sur” de este continente que nos contiene, cuando decían que “el que no desea no carece”.
Obviamente no quiero que se piense que creo que nos debemos entregar a la acción estupidizante de ser un número más en una suerte de Orwell 1984, o de no tener algo propio, como se suele malinterpretar –simplificando al extremo de parecer o ser un pelillo gilipollas- la ideología del comunismo, de la propiedad comunal. No señores, no y para nada. Sino por el contrario. Creo que es natural y hasta bueno poseer ciertas cosas materiales y espirituales, pero solo hasta el punto en que éstas no comiencen a apoderarse de nuestros deseos y energías.
¿Hay acaso mejor ejemplo que el entrañable y, a su vez, deleznable Gollum? Nada en especial contra esa criatura, pero creo que su entrega irrestricta e irreflexiva al poder de ese anillo, símbolo del deseo por sí mismo, se debió a no haber parado un rato a pensar como hoy lo estamos haciendo.
De aquí que agradezco la invitación, porque la humedad de la vida en cuevas no me ayudaría con la artritis que algún día llegará y porque me gusta el pescado crudo, pero solo en el sushi.

Leonardo Cubillos Puelma

4 comentarios:

noib dijo...

quisiera darle la bienvenida al señor Cubillos a esta sección de Postcolombinos invitados. un honor tenerlo por estos lares.

me gustó su ensayo, se nota que don Leo, como dice bulnes, tiene labia.
me gusta los tintes existencialista-fenomenológico del escrito. aterrizado, lúcido, esperanzador, user friendly como dirían los macintoshers.
y debo reconocer que yo prefiero el pescado crudo, pero fresco, si no nicagando. Y ojo, que el cocido también tiene que estar fresco... "el pescado fresco non huele a pescado" le escuché decir a un taltalino.

ffredes dijo...

En hora buena Señor cubillos, un placer tenerlo por estos litres.
Primero que todo, debo decir que empatizo con el mensaje de su ensayo, y que la posesión no posesiva, fue algo que me costó entender en mi época de pichón. Aunque del dicho al hecho... es muy fácil dejarse llevar, y sufrir mucho por la perdida o destrucción de algún bien preciado. Es fácil pasar de cuidar tus pertenencias a la obsesión o amor por ellas.
Por otro lado estoy muy de acuerdo con que entregarse a la nada libera no a una inacción o pasividad; sino muy por el contrario, la infinita multiplicidad de caminos obliga a a la elección, a la actividad, el hacer es lo único que queda después de tamaña revelación.

Bulnes dijo...

Buena loco leo!!! efectivamente tenís buena labia. Pero no en detrimento de la sabiduría. Aún cuando mi materialismo doctrinario me impide empatizar con la idea de espíritu (apenas creo en la luz eléctrica, como decía Bulnes viejo, q.e.d.) creo q el mesaje es valioso independientemente de estas minucias metafísicas. Yo tb adhiero a una filosofía del desapego, de la reflexión sobre la vida y su valor más allá del descarnado empuje cultural. Recomiendo los escritos del filósofo griego Epicteto para quienes explorar estas reflexiones.

Respecto del pescado, a mí tb me encanta crudo siempre y cuando esté fresco, como lúcidamente observa tom. Dicho esto, tb me gusta cocido en ciertas preparaciones. Aunq si se trata de pescado, no olvidemos la pescada frita a la chilena. Ahhh... como extraño un buen pescado frito.

Hans dijo...

Estimadisimos,
Termino por darle la bienvenida al profesor Cabellos a este pasquin de mala muerte. Interesante su idea. Comparto varios puntos dentro del argumento que ha desarrollado aqui (puta, sorry los tildes, estoy en otro comp y a la rechucha del mundo)y creo que el entregarse a la libertad creadora del ocio y dejar de hacerse el huevon son dos cosas imprescindibles despues de un rato dando la lata en este lugar. Excelente pues!
gracias y espero que lo veamos mas seguido por aqui.
Cheers,