jueves, 31 de julio de 2008

MCP, (la culorina)

Mi nombre es María Catalina Pearl, y tengo 21 años.
Lo primero que hago después de ducharme es enrielar raudamente hacia mi pieza, siempre envuelta en una bata de Mickey Mouse. Una vez ahí, la dejo caer para dejar a mi cuerpo tal cual como llegó al mundo; desnudo, aunque actualmente está un poco más desarrollado y bastante más erótico. Me miro casi siempre al espejo y cuando lo hago, observo las diversas pecas alojadas en mis senos; en la teta izquierda tengo una grande y estrellada, justo al lado derecho del pezón. En este devenir sensorial, a veces recuerdo sarcásticamente a ciertos giles con quienes me he acostado, los que al momento de chuparme el pezón izquierdo, me han hecho el desacertado comentario “¡qué pequita más rica y traviesa!” Pobres imbéciles, si hubiesen sido tan sólo un poco más creativos, posiblemente mis orgasmos hubiesen sido menos fingidos, y quizás entonces se las hubiese chupado con mayor entusiasmo. Como sea, me encanta mi cuerpo, mi culo es de antología, casi como si mi padre lo hubiese hecho a mano mientras se tiraba a mi madre, María Estela. A propósito de Estela, en la familia existe una maldita tradición de nombrar a todas las hijas mujeres por María algo. Pienso que aunque lo detesto desde lo profundo de mi alma, cuando llegue el momento de parir a mi hija (y ya que no puedo sacarme la tradición de encima), seguramente le pondré María, pero María a solas eso si; es un poco más digno. Pero no todo es tan malo, hay cosas buenas que se vociferan de las Marías. Una de ellas asegura que son enfermas de caliente, como también lo aseveran de las escorpiones, por suerte yo soy ambas. Y bueno, negarle la calentura a mi hija sería un pecado mayor, así que prefiero lactarme la tradición y asegurarle la condición. ...


Luego de mi terapia espejística, enciendo el secador. Lo utilizo para secar los pendejos que rodean mi vagina, si no hago esto, me surgen fácilmente los sorprendentes y nunca bien ponderados hongos genitales. Dentro de lo más desagradable que producen, están las malditas secreciones que, digámoslo de lado, son bien asquerosas. Lo interesante del secador surge cuando dirijo el chorro de aire tibio hacia el clítoris; es en este jueguito donde a veces logro un poco de cosquillas placenteras, las que dan lugar a ciertas divagaciones como imaginar qué se sentiría si ese pequeño pene atrofiado –el clítoris– se hubiese desarrollado, y yo, en vez de ser una exquisita lady, fuera un ahueonao con una verga colgando y dos balones recargados de espermios. Sin duda alguna hubiese sido, como hombre, enfermo de caliente también.

Una vez sequita, me pongo mis adorados sincola que trajo mi madre de Buenos Aires; se supone que son de una tela especial antihongos, y además vienen con filtro solar ¡factor 45! Esto es lejos lo más insólito de todo, como si fuera a tomar sol con ellos. Al parecer son de origen estado-unidense. En todo caso, no se podría esperar menos de ellos, lo paradójico es que los gringos no tienen un agujero carente de ozono sobre su narices, pero imagino que piensan en los Sudacas que sí lo tienen –por su culpa– y que, como ellos bien lo han descrito en su Science, nos estamos friendo en UVA, UVB y UVC. Así que al menos valoro el hecho de que reconozcan, por medio de los sincola versión factor 45, que están destruyendo homeopáticamente nuestro protector solar natural y por qué no decirlo, a nosotros también. Bai de huey, el asunto antihongos funciona a la perfección; con el secador y estos calzones nunca más tuve que hacer visitas inesperadas al vaginólogo. Convenio sincerar que lo que más me gusta de los sincola, es que mi culo resalta de un modo sublime. A veces he descubierto a mi profesor guía contemplar mis nalgas; de seguro que ese doctor se pajea más de dos veces al día conmigo. Pero hasta ahí no más llego, la idea es perturbarle la cabeza, dejarlo cagado, y que se bañe en su inseguridad científica. Seguramente piensa que por el solo hecho de ser PhD, sus alumnas deben rendirle pleitesía. Esto ya ocurrió una vez bajo el techo y las paredes del lab. Todo el mundo vio cómo The Boss se engrupió a una estudiante llamada Gabriela, que estaba a su cargo; le pasaba computadores, la invitaba a cenar a fansis restorants –como decía la Shinead–, le pagaba pasajes en avión para las salidas a terreno, hasta que finalmente ella cedió. Así fue como se emparejó con el Jefe de Laboratorio, dejando todo botado, incluyendo a su pareja de mucho tiempo. Su Ex era un poeta de aquellos, quizás demasiado “poeta” para ella. A lo mejor nunca le entendió su poesía, o quizás (ella) sufría del síndrome poético material, un tipo de poesía que difícilmente cabe dentro de la categoría. Un doctor medio jipi con el que tiré una vez, me decía que cuando las mujeres se acercan a los treinta, lo único que buscan es la estabilidad económica y material, algo así como un baño de seguridad. En el fondo, decía con entusiasmo, se están preparando para solucionar el enigma fundamental de la Mujeridad; el embarazo. La vez que tiramos, yo estaba en cuatro, con las muñecas adormecidas y las rodillas heridas de tanta fricción. Y mientras sentía su pujante penetración y su pseudo senil respiración sobre mi cuello, pensaba que quizás podría tener razón, aunque fuera un acercamiento masculino al problema. En todo caso, nosotras no pensamos de esa forma, o al menos yo no pienso así, pero debo reconocer que algo de eso hay. Resumiendo un poco el problema, diría que es como un sentimiento de fondo, un poco inconciente, casi como un fenómeno hormonal basal crónico.

Siguiendo con la historia, la Gabi demostró que estaba hecha de un material poco noble, mintió como nunca a su pareja, a su familia y a sus amigos. Pienso que inclusive se mintió a si misma, y cuando esto sucede, es porque algún perno, ahí dentro se soltó. No lo concibo de otra forma, porque si no fue así, entonces el asunto es peor; es una persona falsa, ególatra y ambiciosa. No tengo problemas con los dos últimos adjetivos, el problema es con el primero. Si no hay verdad, no se puede construir nada, con lo falso sólo se pueden construir castillos en el aire, nada con cimientos sólidos, nada que perdure en el tiempo. Profundizando un poco más, pienso que no hay problema en irse con otro hombre, eso a nosotras nos pasa; de nuevo, es un asunto mujer, como diría el filósofo. Lo importante es que cuando el torbellino emocional se hace presente, hay que asumirlo y afrontarlo, e ir por el camino de la verdad pero con responsabilidad. Esa es una mujer hecha y derecha, esa es una mujer que valdría la pena. Si yo fuera hombre sólo me fijaría en alguien así, aunque creo que estoy demasiado joven como para preocuparme en serio por este asunto. En todo caso, anhelo algo más que ser la esposa de un PhD: –tiran poco, y cuando lo hacen –me decía Eugenia– lo hacen mal. Puede ser cierto. Yo aún no he tenido esa desagradable experiencia, el doc. que me fornicó cumplió con creces, auque obviamente era un poeta. Me atrevería a pensar que al menos un científico poeta debe tirar bien, porque no ha perdido la simpleza del vivir; se ha convencido de que el mundo o al menos la explicación del mundo es una ingenuidad, y que esto que le llaman conocimiento científico es una excusa para hacer poesía, que no es otra cosa que vivir en la sobremaravilla, la sorpresa, la incertidumbre, la belleza y la simpleza. El ocaso de la historia gabística fue un tanto triste; al final nunca la echaron del programa como fue su miedo fundamental. Cuando estaba a punto de terminar su último año de postgrado, el doctorcillo de pacotilla la dejó por ¡otra alumna! Y cuando lo hizo no le importó demasiado, total ya lo había realizado antes (con su ex esposa). Al menos pudo terminar su tesis, pero él le cortó las alas. Ella no encontró nunca un lugar para hacer un postdoc, ya que su tutor le cerró todas las puertas. Se sintió desamparada y su frustración desembocó a la postre en una profunda depresión. Finalmente se fue a vivir al norte, donde dicen que en tiempos pasados pasaba sus veranos con el Poeta. Cuentan que hace clases en una escuelita en un pueblito al lado del mar. También cuentan que muchas veces recuerda a su antiguo Poeta, y que en más de alguna oportunidad se le han arrancado algunas lágrimas, pensando en que quizás se equivocó, no en lo sucedido pero si en el proceder. En lo profundo de su corazón ella sabe que el Poeta era un hombre de frente por el mundo, y eso, a pesar de que no lo pudo corresponder nunca, hoy entiende, es un camino válido. A veces sueña con hacer el amor con él, subir los cerros de las Tórtolas, y comer cebiche de lenguado recién sacado del mar. Era tan bella esa vida sin tanta parafernalia material; era mucho más llenadora. Su madre, que amaba al Poeta, tiempo antes de fallecer de un cáncer que la aquejó durante años, le dijo que no lo olvidara nunca, que era una buena persona. Y con esa convicción, más otras verdades que nunca se sabrán, su madre finalmente murió; se fue en paz, y con una felicidad en el rostro que igualaba a la sonrisa de una guagua; tierna, sincera, y transparente. ¡Qué gran mujer ha partido! –se escucho decir en el funeral. Algunos dijeron que fue el Poeta, pero de él no se ha sabido en años. A modo de referente biográfico, es justo mencionar que Catalina –la madre de Gabi– cocinaba como los dioses, era loca como una cabra, intensa y muy tímida, pero una vez que entraba en confianza, se entregaba totalmente. Dicen que ese rasgo en particular lo compartía con el Poeta, quizás ésta haya sido la razón por la que se estimaban mutua y profundamente. Cuentan que cuando acampaban con toda la familia en la playa, durante el verano, a veces se quedaban conversando hasta altas horas de la noche, de cuanto tema había, a veces medio borrachos, otras veces no tanto. En esas noches, las olas rompían, la luna se ponía, los cerros a las espaldas resplandecían; algunos decían que esa playa era la mejor de Chile, y que esas acampadas, las mejores del norte grande.

Siguiendo con mi relato albo, confieso que una vez vestida, y como diría Bertoni, me paso el lápiz labial como si fuera una pilucha de perros. Nada de perfumes, sólo mi desodorante, que de alguna forma extraña, los deja locos a todos. Algo en mi piel y algo en el desodorante se confabula en mi favor. Creo que muchos me han dicho alguna vez “que rico hueles”. Yo sólo atino a responder que no ocupo perfume, y que tan sólo es el desodorante.

Finalmente, al salir de casa, no sólo un beso y un adiós, sino también una tirita de condones. Como buena mujer posterior a Cristóbal Colón, debo estar siempre lista, ya que la calentura está a flor de piel, y los hombres, bueno esos hueones viven calientes, algo así como una fuente hidrotermal. –Quizás ese sea realmente el origen de los seres vivos, alrededor de una hidroterma marina –me dijo una vez un Físico que se las daba de Biólogo. Con la majadería que trató de embolinarme, habrá pensado que soy qué, venir a engrupirme con Biología de Trincheras, como si no supiera que de las ciencias, la Física es la más ególatra y ambiciosa de todas. Esos ungenios creen que por el solo hecho de saber un poco de matemática y física, y tener la capacidad de predecir los movimientos de la bóveda, se pueden meter en cuanta disciplina quieran. Lo peor del asunto, es que juran que lo comprenden todo, y que si no lo saben, es sólo cosa de introducirse en el tema. Más aún, denostan a las otras ciencias como ciencias no exactas, o ciencias sin leyes de conservación, como si éstas fueran lo más importante y trascendente en el mundo. No estoy tratando de restarles mérito alguno, sino que simplemente ubicarlos (a los Físicos) en el lugar que les corresponde. Y según yo, en Biología son de carácter policallampero. Para hacer buena Biología y ser una buena Bióloga hay que ser poeta, esa es la primera ley, y la segunda, enferma de caliente.

6 comentarios:

pez dijo...

Uf! como comentarle este cuento Mr. Tom de R.A.Y.O. Se me vinieron a la cabeza un turro de cosas y trataré de ser conciso. Lo primero que se me vino a al cabeza es un cuento muy antiguo que creo que se llama pigmalion. Crear a tu criatura perfecta para luego enamorarte de ella. Creaste a tu valkiria vengadora. La mujer masculina. En una sección editada del Génesis, Dios crea al hombre y a la mujer al mismo tiempo y los hace iguales en potencia. Pero la primera mujer resulto ser demasiado fuerte, prefería estar ella arriba en el sexo, y sin duda dominaba a Adán. Incontrolable como resulto ser, fue echada del paraíso para más tarde crear a una más sumisa Eva. Lilith era su nombre. La Catalina, pelirroja y todo es hija de Lilith y no de Eva. Interesante personaje aunque su piedad por el poeta me parece confusa. Una mujer así, a mi parecer sería misándrica por naturaleza (la palabra no existe, pero ya que existe misoginia y misantropía, pues me parece sexista que el termino odio parido a los hombres no exista, siendo tan omnipresente). Pero en fin. Más que la narrativa, aquí el ejercicio fue el de crear un personaje, la cristalización del deseo masculino en una mujer que nos despedazaría con los dientes. Sin duda, mi tipo de chica. Un aplauso por Catalina.
p.d.: los nombres fueron cambiados para proteger a los inocentes. Buena purga.
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Matias Bulnes dijo...

Sin duda el cuento menos surrealista de Tomi--aunq no por eso menos sexual. Tiene buen ritmo y entretiene. Está escrito con esa secreta simpleza q permite concetración en el relato. Y sin dudas, el personaje q desarrolla, María Catalina es uno q merece mención aparte. Adhiero a las palabras de profe Pezzoli.

Creo, sin embargo, q el cuento está un poco disconexo. La culorina muestra demasiado interés y, sobre todo, paricalidad hacia la historia del PhD q se agarra alumnas para que la conexión sea solamente circunstancial. Creo q se requeriría un móvil, un gancho, una explicación del interés de la culorina por tan amplia gama de fenómenos. Eche de menos un hilo conductor de las divagaciones culorinescas.

Aun así, un excelente trabajo.

ffredes dijo...

Como le dije a T.O.M. en persona, "el cuento es una declaración de principios a traves de la culorina" y el respondió "mas una foquita pa los físicos". El cuento es fácil de leer y entretenido, y estoy totalmente de acuerdo con el profesor Coolness que es el cuento menos freak de T.O.M.
Al respecto de eso, antes de leerlo le di un vistazo rápido y enumere las palabras infaltables: vagina, penetracion, nalgas, pendejos, etc.
Y corrobore la teoría de que la sexualidad no puede estar fuera de un cuento de T.O.M. como bien dice el profe Matías.
Interesante paralelo del Dr. Penozi y encaja perfectamente con lo de la declaración de principios, imposible hacer una mina con los principios de T.O.M. sin que sea masculina.
Pd. los inocentes fueron cambiados para proteger los nombres.

Me gustó though.

noib dijo...

interesante propuesta la del Dr. Pezzoli. la primera es la conicidencia con un cuento tan antiguo parte del Génesis. jamás se me pasó por la cabeza, si quiera, tamaña semejanza. es sin duda uno de los grandes aportes de Maurizio, sus conocimientos en la materia mística. lo segundo q me llama la atención, es la creación, en este espacio (los PCs), de vocabulario nuevo (misándrica). si eso está sucediendo, quiere decir q este ejercicio literario está siendo un forjador de algo, relativo al lenguaje. y eso me deja más q entusiasmado. esto se está transformando lentamente en un foquin laboratorio.

mención aparte: los comentarios sobre la creación de un personaje...

lo único q les puedo decir, es que este cuento es una parte de una serie de cuentos q partieron con el primero publicado aquí. ese primer cuento lleva el título de la historia total, y es ni más ni menos q un triler, un asesinato q ocurrió en las torres del paine, y q junto con ello se entrelazan historias referente a los personajes (nada nuevo bajo el sol, pero interesante desafío, al menos para mí). ya fue presentado Hote, luego Catalina... y vienen más. quizás en esos otros relatos, se expliquen algunas cosas referente a las perturbaciones sicológicas de los protagonistas.

...sin duda alguna, la cabrona del cuento total es la Cata. y al igual q Maurizio, le doy un aplauso, cerrado eso si.

saludos totales PCs.

Hans dijo...

Estimados Dr. TigreTom y Pcs:
Las disculpas correspodientes, primero. Estuve varios días postrado en mi solitario lecho de enfermo y la convalecencia me pillo re ocupado, por eso no había comentado. Espero las acepten.
Yo conocía la existencia de la culorina del Profesor Bugarde y había leido de su libidinosa existencia y personalidad. El ejercicio aquel del alter ego femenino es más que interesante y dificil, creo yo. Que sea "La otra" en vez de "El Otro" me parece total, sin duda que tiene el carácter de personaje pricipal de cualquier cuento.
Con respecto a la trama, tengo algunas dudas que espero me las conteste el Dr. VZ. Si la Cata tiene recién 21 años, cómo hace para estar ya haciendo tesis de postgrado? Porque habla de su "tutor" cosa que ocurre cuando un biólogo esta en postgrado. Bueno, probablemente además de ultra caliente es seca pa la biología. Ahora, es cierto que hace falta un "móvil" entre la Cata y el resto de la historia con cambio de nombres; inocentes y no tanto, culpables, focas (puta que me reí con la huea de los físicos. Toda la razón), desahogos biográficos y lo que se viene en la historia. Me pareció también profesor que le faltó una última revisión. Igual es extraño comparar este cuento con el resto de tus cuentos. En resumen, pulentamente piola.
Un Abrazo PCs

noib dijo...

tas q bueno tenerlo de vuelta profesor Hans, me alegro q se haya recuperado y q pasemos agosto. lo había echado de menos.

best