Los profusos fotones matutinos golpeando mi mejilla y la abundancia de partículas de agua sobre el pasto justo debajo de mi otra mejilla súbitamente me sacan del sueño profundo. Lo primero que veo es la esquina del patio con aquellos matorrales donde mea el perro. En seguida me siento y miro a mi alrededor. Las botellas y colas de cigarros desparramadas por el suelo no me distraen en lo más mínimo. Algo raro me ocurre. No siento ni rastro de caña y, sin embargo, esto no me inquieta. Siento una claridad especial, una extraña sensación de armonía con el entorno. Abruptamente desvío la mirada hacía un grupo de plantas sin cambiar de posición. Veo los fotones chocando contra los átomos de las hojas y depositando parcialmente su energía antes de rebotar hacia mis ojos. Veo el dióxido de carbono asociándose con las moléculas de la membranas celulares y los átomos de distintas valencias enganchándose codo a codo. Cierro los ojos y respiro profundo.
Camino a través del patio y entro a la casa por el ventanal abierto de par en par. En el living está el perro echado en el sillón. Al verme entrar menea su cola sin moverse de su posición. Me detengo frente él y lo observo. Sé que estoy frente a un perro, mi perro, pero no lo veo como tal. No me molesta que esté arriba del sillón. Tampoco siento alegría, ternura ni juego. Ni aún siento la menor sorpresa cuando después de unos segundos el perro se incorpora y se dirige hacia el patio a tomar agua de su pocillo. Sigo su caminar con la mirada. Siento sus pasos, el sonido de sus músculos. Intuyo las reacciones químicas responsables de las contracciones musculares en sus piernas y hasta las células procesando oxígeno, proteínas y glucosas. Reconozco estar padeciendo los mismos problemas de Funes para aceptar la noción de identidad. Usar el mismo nombre para el conjunto de átomos que unos segundos antes yacía en el sillón y el que ahora capta agua del pocillo en el patio me parece una aproximación demasiado gruesa considerando cuan distintos son.
Tomo las llaves, el i-pod y salgo a la calle. No hay tiempo que perder. No todos los días tengo la memoria de Funes, los sentidos de Superman y la velocidad inferencial de Deep Blue. Es temprano y no hay gente en la calle pero no me percato. Mientras camino me pongo los audífonos y mecánicamente aprieto play. Reconozco Whispering Wind de Moby pero no me produce la habitual emoción. Sólo siento olas de aire chocar rítmicamente contra mis tímpanos. Me saco los audífonos y apago el i-pod. Al llegar a la esquina observo un extraño fenómeno. Uno de esos procesos físicos llamados seres humanos, con evidente exceso de moléculas de alcohol en su cerebro, se desplazaba irregularmente sobre uno de esos objetos llamados vereda cuando un constante flujo de fotones impacta sus retinas después de rebotar sobre uno de esos objetos llamados mangueras depositado sobre uno de esos procesos llamados pasto afuera de uno de esos objetos llamados casas. La reacción es inmediata. El proceso físico llamado ser humano, se desplaza hacía el objeto llamado manguera, lo levanta de modo tal que el flujo de partículas de agua que sale de éste último coincida con el orificio por el cual el proceso llamado ser humano recibe gran cantidad de las partículas de su entorno. Presiento las particulas de agua entrando en el flujo sanguíneo y repartiéndose por todas partes. No me detengo.
De pronto me encuentro en Ahumada con Huérfanos. Me siento en una banca. Se está empezando a llenar de procesos llamados seres humanos. Procesos llamados hombres y procesos llamados mujeres, niños y viejos. Tras ser impactado por fotones provenientes de mí, uno de estos procesos se desplaza hacia mí y emite una onda que viaja a través del aire y choca contra mis tímpanos. Recuerdo que ese patrón de vibraciones se representa con los símbolos “Caballero, tiene una moneda?” Sin pensarlo, meto la mano al bolsillo y extraigo un conjunto de átomos de bronce dispuestos en forma de placa con una notoria inscripción “100”. Inconscientemente sé que depositar ese objeto sobre el extremo más cercano del proceso frente a mí causará que se aleje. Así ocurre. Súbitamente me inquieta darme cuenta que mi incomprensión supera a la de Funes. No sólo no entiendo que se aplique el mismo nombre a dos estados distintos del mismo proceso siendo tan disímiles, tampoco comprendo que se llame a todos estos procesos frente a mí seres humanos o vida. Miro a mi alrededor y sólo veo átomos por todas partes; moviéndose, chocando, asociándose. Por primera vez en el día siento una emoción; me siento solo en el mundo. Me pongo los audífonos y aprieto play en el i-pod. Reconozco nuevamente las vibraciones en mis tímpanos como Whispering Wind. Trato de emocionarme. Quiero despertar.
Camino a través del patio y entro a la casa por el ventanal abierto de par en par. En el living está el perro echado en el sillón. Al verme entrar menea su cola sin moverse de su posición. Me detengo frente él y lo observo. Sé que estoy frente a un perro, mi perro, pero no lo veo como tal. No me molesta que esté arriba del sillón. Tampoco siento alegría, ternura ni juego. Ni aún siento la menor sorpresa cuando después de unos segundos el perro se incorpora y se dirige hacia el patio a tomar agua de su pocillo. Sigo su caminar con la mirada. Siento sus pasos, el sonido de sus músculos. Intuyo las reacciones químicas responsables de las contracciones musculares en sus piernas y hasta las células procesando oxígeno, proteínas y glucosas. Reconozco estar padeciendo los mismos problemas de Funes para aceptar la noción de identidad. Usar el mismo nombre para el conjunto de átomos que unos segundos antes yacía en el sillón y el que ahora capta agua del pocillo en el patio me parece una aproximación demasiado gruesa considerando cuan distintos son.
Tomo las llaves, el i-pod y salgo a la calle. No hay tiempo que perder. No todos los días tengo la memoria de Funes, los sentidos de Superman y la velocidad inferencial de Deep Blue. Es temprano y no hay gente en la calle pero no me percato. Mientras camino me pongo los audífonos y mecánicamente aprieto play. Reconozco Whispering Wind de Moby pero no me produce la habitual emoción. Sólo siento olas de aire chocar rítmicamente contra mis tímpanos. Me saco los audífonos y apago el i-pod. Al llegar a la esquina observo un extraño fenómeno. Uno de esos procesos físicos llamados seres humanos, con evidente exceso de moléculas de alcohol en su cerebro, se desplazaba irregularmente sobre uno de esos objetos llamados vereda cuando un constante flujo de fotones impacta sus retinas después de rebotar sobre uno de esos objetos llamados mangueras depositado sobre uno de esos procesos llamados pasto afuera de uno de esos objetos llamados casas. La reacción es inmediata. El proceso físico llamado ser humano, se desplaza hacía el objeto llamado manguera, lo levanta de modo tal que el flujo de partículas de agua que sale de éste último coincida con el orificio por el cual el proceso llamado ser humano recibe gran cantidad de las partículas de su entorno. Presiento las particulas de agua entrando en el flujo sanguíneo y repartiéndose por todas partes. No me detengo.
De pronto me encuentro en Ahumada con Huérfanos. Me siento en una banca. Se está empezando a llenar de procesos llamados seres humanos. Procesos llamados hombres y procesos llamados mujeres, niños y viejos. Tras ser impactado por fotones provenientes de mí, uno de estos procesos se desplaza hacia mí y emite una onda que viaja a través del aire y choca contra mis tímpanos. Recuerdo que ese patrón de vibraciones se representa con los símbolos “Caballero, tiene una moneda?” Sin pensarlo, meto la mano al bolsillo y extraigo un conjunto de átomos de bronce dispuestos en forma de placa con una notoria inscripción “100”. Inconscientemente sé que depositar ese objeto sobre el extremo más cercano del proceso frente a mí causará que se aleje. Así ocurre. Súbitamente me inquieta darme cuenta que mi incomprensión supera a la de Funes. No sólo no entiendo que se aplique el mismo nombre a dos estados distintos del mismo proceso siendo tan disímiles, tampoco comprendo que se llame a todos estos procesos frente a mí seres humanos o vida. Miro a mi alrededor y sólo veo átomos por todas partes; moviéndose, chocando, asociándose. Por primera vez en el día siento una emoción; me siento solo en el mundo. Me pongo los audífonos y aprieto play en el i-pod. Reconozco nuevamente las vibraciones en mis tímpanos como Whispering Wind. Trato de emocionarme. Quiero despertar.
8 comentarios:
qué manera de retomar el ciclo de los Pcs. como buen trovador q es, el Prof. Bulnes nos sorprende con un relato trivial, pero con una percepción delirante. un Funes del 2009, pero aún más exigente que Funes. a pesar de la exigencia en la visión científica, pienso q está al alcance de todos, funciona muy bien.
me gustó su post proF. Bulnes. y e gustó q innovara en su estilo,
un saludazo
Yo concuerdo plenamente con el Prof. Dr. NoiB (si, recordemos que el hombre se doctoró). Es un Funes renovado y revisitado, pero con una exaltación (bastante "fungible")de la percepción que mantiene entretenido durante todo el relato... se me hizo de domingo en la mañana, post-carrete y todo el tiempo me imagine el patio de la casa de Matías en Santiago, quizás por lo personal del cuento. Bueno bueno....me gustó, aunque debo reconocer que no estuve de acuerdo con ciertas "definiciones" usadas por el autor, pero me imagino que por darle al cuento cierta universalidad, es que son como son.
Excelente recomienzo...un abrazo al Prof. Bulnes y otro para Uds. PCs.
A todo esto, los procesos llamados seres humanos, qué tipo de procesos son profesor?? autopoiéticos? M,R? o de otro tipo??
Le puede preguntar a su narrador, por favor??.
Me aprestaba a retomar cuando me doy cuenta que ya no estoy. En fin, yo pense que habiamos quedado que regresaba en marzo, y creo que me tocaba publicar el viernes proximo si no me equivoco.
en fin, un abrazo a todos.
Acerca del cuento de Matias, me recordo al "matrix" que uno vive cuando se transforma en cientifico, cuando uno no sabe porque el mundo parece diferente. Luego pasa el tiempo y uno se acostumbra a esta manera de ver el mundo, como si uno estuviera todo el tiempo volado ya no se daria cuenta de que esta volado. Me gusto el cuento y valoro mucho el cambio de estilo del profe Bulnes.
Me gustó...particularmente porque hizo palabra un refrán de por ahí..."hay que saber empezar y hay que saber terminar"...El contraste que el Prof. Bulnes genera entre el inicio del cuento, abolutamente racional y científico, y el final, fuertemente emotivo, es estupendo y delicado. Me llama la atención también pensar en los seres como "procesos" más que "sistemas"....da para una discusión más larga y bohemia. Excelente cuento.
Saludos a todos
Gracias a todos por sus comentarios. La idea original nace de mis divagaciones filosóficas respectos de la relación entre la estructura última del mundo y las diversas disciplinas que tenemos para entenderlo. La idea del genio Laplaceano q conoce la posición y velocidad de todas las partículas del universo y puede computar una cantidad infinita de información parece sugerir q los conceptos de disciplinas menos fundamentales no son reducibles a conceptos físicos pues funcionan sobre las inevitables limitaciones en la información q tenemos y podemos procesar. Es más, por ridículo q parezca, un día hice el intento irme desde la casa a la U todo el trayecto tratando de ver a los seres humanos con q me cruzaba como procesos físicos. Me pareció super raro y me sentí solo. Así nació el cuento.
Respecto de las preguntas, yo diría q un genio laplaceano no vería a los seres humanos como procesos autopoiéticos pues el concepto de autopoiesis necesita de un input y un output q son definidos por el observador y, en consecuencia, no inherentes a la realidad física misma. Más aún, esto fue un pequeño escollo en la edición del cuento pues ni siquiera me parecia claro q un genio laplaceano tendría ninguna razón para parcelar en mundo en procesos. Respecto de sistemas, igualmente me parece q el concepto de sistema es dependiente del observador.
Saludos y gracias PCs.
Saludos. Buen comienzo a postcolombinos el segundo año. Pido disculpas por la tardanza. Parte del caos inherente en mi sistema. Poco puedo aportar después de los demás comentarios, asi que sólo va mi parecer. Me gusta el cuento, funciona a varios niveles. El idea de alienamiento, en la despertada post un carrete es algo que me pasa. La visión molecular sin la división del límite de niveles varios ordenes de magnitud superior me gusta porque me perturba, disuelve el todo en un solo flujo caótico de partículas. La angustia por estar situado al borde de la percepción y el comienzo del derrumbe de las nociones previas. Me gustó harto. Saludos y abrazos.
A casi lo olvido. Discrepo con el doctor Bulnes de que un observador laplaceano no sería capaz de reconocer vida. Como yo me lo imagino las partículas que componen la vida estan en constante flujo. Pero al ingresar a sistemas de vida, su dinamica de difusion se enlentece. Somos estado gel. Se debería observar como un lago creo yo. Sabemos que el agua lo cruza, pero en su ralentizar el paso de las particulas por su organización estructural, el "lago" es algo notorio y por lo tanto definible.
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